domingo, agosto 08, 2010

HAMBRE, TEMOR Y PODER


HAMBRE, TEMOR Y PODER. 
El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.” Pero Jesús le respondió: “Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Después el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso en la parte más alta de la muralla del Templo. Y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará órdenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.” Jesús replicó: “Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios.” A continuación lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas. Y le dijo: “Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.” Jesús le dijo: “Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás.” Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle. 
San Mateo 4:1-11 

Los textos del Evangelio según San Mateo nos narran el encuentro de Jesús con el mismo diablo y qué reacciones tiene frente a los demonios del hambre, del temor y del poder. 

Jesús es conducido al desierto por el Espíritu Santo, luego de haber sido bautizado para ser puesto a prueba por cuarenta días, y es allí donde se enfrenta y lucha con el mal, es allí donde Jesús sintió hambre como millones de personas lo sienten hoy en nuestros pueblos. 

El hambre es una experiencia que ha acompañado a nuestros pueblos por miles de años. El hambre, por su rigor, puede transformarse en un verdadero estímulo para la lucha, pero también puede ser una poderosa herramienta de dominación. 

El diablo atentó contra Jesús en tres oportunidades, y el primer desafío que el demonio le hace es que convierta “las piedras en pan”. El demonio pretendía que Jesús utilice su poder para satisfacer sus necesidades personales, e intentaba apoderarse de la voluntad de Jesús por medio del hambre. 

Jesús responde diciendo “… El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, la respuesta de Jesús nos enseña que por encima de las necesidades básicas se encuentra la voluntad de ser libres, capaces y decididos a entregar nuestras vidas por los demás; que por encima de nuestras necesidades personales se encuentra el sueño de un mundo nuevo, del hombre nuevo. Hoy muchos hombres y mujeres de la política tratan de asegurarse el pan, pero se les obliga a sacrificar los principios y aceptan convertir las piedras en panes, aceptan cerrar sus ojos ante la realidad a cambio de dinero, propiedades, etc.... que salen de algún despacho, de alguna empresa multinacional, de algún monopolio o del mismo Imperio. 

En la segunda provocación el diablo traslada a Jesús a Jerusalén, lo sube a la parte más alta del templo y desde allí lo amenaza con la muerte, con perder la vida. El tentador, como no pudo doblegar la voluntad de Jesús por medio del hambre, decidió amenazarlo con la muerte, pretendiendo que Jesús se aferre a la vida y haga uso de su poder para protegerse. 

La respuesta de Jesús es contundente “… No tentarás al Señor tu Dios”. Jesús nos enseña que existe un valor superior a la vida misma, el valor de la fidelidad a los principios, el valor de la dignidad y de sacrificarse por el bienestar del prójimo. Más adelante Jesús nos alentará diciendo " no tengan miedo de los que puedan darles muerte pero no pueden disponer de su destino eterno." (San Mateo 10:28). 

Muchos prefieren callarse ante las injusticias que vive nuestro pueblo por el temor al qué dirán, a las represalias, a la cárcel, a la muerte ...olvidando que en nuestro país hubieron 30.000 desaparecidos que fueron fieles a sus principios, sus ideales y convicciones, sembrando sus vidas en favor del pueblo. Hoy muchos le temen a la parte más alta del templo y entonces no se comprometen con la lucha de los débiles excluidos. 

En la tercera y última provocación, el diablo lleva a Jesús a un alto cerro y le muestra todos los reinos del mundo, todas las riquezas y todos los privilegios, y se los ofrece con la única condición de que Jesús se arrodille y le rinda culto, que se someta a su voluntad, y se convierta en un esclavo, sin voluntad propia ni libertad. 

Jesús reprende al demonio diciendo: “Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. La misión de Jesús es la liberación de los oprimidos y de los débiles. Jesús rechazó el tener que identificarse con los poderosos y su cultura de abusos y privilegios. Jesús resistió al espíritu del mal, entonces éste se apartó de Jesús y los ángeles llegaron para servirlo. 

Tristemente también hay muchos que se arrodillan frente al imperio y sus socios, aceptan vivir de sus migajas y transmiten su discurso con lenguaje de pueblo, mientras nuestros pueblos luchan por ser libres. 

Estimados hermanos y hermanas, oramos para que el Espíritu de Jesucristo nos dé la fuerza necesaria para resistir al diablo en todas sus expresiones. Que el Espíritu Santo nos guíe para ser siempre libres, obedeciendo a las palabras del Apóstol Pablo: "Manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud" 

Pastor Diego Mendieta y Gabriela Guerreros

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