“LOS PUEBLOS QUE SE OLVIDAN DE SU HISTORIA CARECERÁN DEL MAÑANA QUE SUEÑAN”
A 38 AÑOS DEL GOLPE CÍVICO-MILITAR FINANCIADO POR LOS GRUPOS ECONÓMICOS Y BENDECIDO POR CÚPULAS RELIGIOSAS
"Acuérdense
de sus dirigentes que les enseñaron la palabra de Dios;
miren cómo
dejaron esta vida e imiten su fe".
Hebreos 13:7
/ Biblia Latinoamericana
En el ejercicio
de afirmar nuestra identidad como cristianos/as militantes del Evangelio,
resulta necesario e indispensable mirar la historia de nuestros/as mártires y
de todos/as aquellos/as que desgastaron sus vidas por amor. Ellos y ellas
fueron movidos/as por los valores profundamente evangélicos y , llenos del
Espíritu Santo, decidieron encarnarse en su pueblo compartiendo sus
alegrías y tristezas, como lo diría el Apóstol Pablo: ”alegrándose con los que
se alegran y llorando con los que lloran” (Romanos 12: 15)
Vivieron
apasionadamente el proyecto liberador de Jesucristo y se alimentaban de la
cotidianidad de nuestros pueblos, caminando las villas y los barrios pobres,
optando por ese Jesús que se encarna en lo pequeño, en lo humilde y sencillo, y
no en la ostentación o en lo pomposo y superficial.
Sus huellas y el
camino que nos abrieron nos hablan de Jesús, del crucificado y del resucitado,
de su mensaje pastoral y profético, de su atención y trabajo junto a
aquellos/as que siempre fueron olvidados: los nadie, los ninguneados de la
historia.
En cada barriada,
en cada villa, en cada capilla, en cada templo, en cada centro comunitario, en
cada cooperativa, en cada rincón de nuestro pueblo donde ellos y ellas
transitaron intentaron y ensayaron el Reino. Estaban convencidos/as de que el
Reino que Jesús propuso es posible, y sabían que la pobreza, la injusticia, el
hambre y la miseria no son parte de la voluntad Dios, sino herramientas de unos
pocos que juegan a ser dioses.
Nuestro modo de
ser Iglesia, nuestras convicciones pentecostales paridas desde una teología
liberadora, no son cosas inventadas por nosotros/as: son la continuidad del
compromiso histórico con aquellos/as que sufren la injusticia y la opresión;
compromiso que tiene su fundamento en Jesús de Nazaret, en la Iglesia del
primer siglo, pero que también ha sido continuado y confirmado en diferentes
momentos de la historia por mujeres y hombres que decidieron identificarse y
empaparse de las realidades de nuestros pueblos.
Si profundizamos
en la vida de nuestros/as hermanos/as detenidos/as desaparecidos/as por el
terrorismo de estado, y en la de aquellos/as que supieron desgastar sus vidas
sin escatimar tiempo y esfuerzo, encontraremos opciones claras y valientes –
muchas de ellas costaron la vida misma - , y no sólo las encontraremos en las
iglesias o lugares litúrgicos sino también en las calles, en las
movilizaciones, en las luchas y reivindicaciones concretas de nuestro pueblo,
construyendo un mundo nuevo inspirado en el Reino de Dios. Su fe en acción
hermanaba incluso a quienes decían no creer. Hombres y mujeres de Dios que con
su propia vida gritaron a los cuatro vientos que existe otra Iglesia, una
Iglesia comprometida que hace la misma opción que Jesús: acompañar a los
débiles y no a los poderosos.
En todos los
tiempos de la historia estas voces que reprodujeron el mensaje de Jesús fueron
perseguidas y silenciadas por los poderes opresores. La cárcel, la tortura y la
muerte perseguían sus pasos intentando una y otra vez borrar su rastro, ocultar
sus escritos, sus poemas, sus canciones, sus nombres. Pero la vida es porfiada,
rebelde, y no se deja vencer. El pueblo nunca los dejará morir: escribe en
banderas y paredes sus nombres, y camina por las calles gritando sus consignas,
porque sabe que los pueblos que se olvidan de su historia de luchas
sobrevivirán en un mañana vacio de victorias.
“Con todo,
llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea
como obra de Dios y no nuestra. Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no
nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos
perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. Por
todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también
la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona. Pues a los que estamos vivos
nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús,
para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. Y
mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida.” (2º
Corintios 4: 7-12)
Estimados
hermanos/as y compañeros/as: en este tiempo en que el imperialismo asedia
sembrando mentiras y muerte alli donde la esperanza logra triunfos que alivian
las miserias de pueblos que van por su total liberación, no olvidemos de qué
lado debemos luchar y reafirmemos nuestro compromiso en ese sentido, pues
aquí y allá la promesa de los mensajeros de la muerte es la de retroceder en
cada conquista popular, para responder cabalmente a los intereses del
imperialismo, de sus empleados y socios dentro de cada país. Pidamos también el
compromiso de quienes tienen en sus manos el poder de develar tantas verdades
escondidas, de abrir esos archivos que saciarían en parte la sed de justicia,
como el Papa Francisco. En este mes de la memoria colectiva, particularmente
este 24 de marzo, recordemos la vida, el llamado, las opciones de
aquellos/as que caminaron amando hasta el extremo, poniendo sus vidas en
función de la vida, la paz y la justicia.
Que viva la memoria de los pueblos, para que viva la sagrada vida que Dios nos
regaló a todos/as.
Por Comisión Política de la Iglesia Dimensión de Fe
Reflexiones - Dimensión de Fe Semanario Oficial de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos... (Asociación La Iglesia de Dios) Pensamientos Reflexiones y Noticias que abordan temas actuales desde una perspectiva Teológica y Pastoral. Av. Juan B. Alberdi 5250 (Mataderos), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
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