Cuando Mercedes canta,
un arroyo de aguas cantarinas
parece que brotara de su boca;
pero cuando denuncia
los males que aborrece, de este mundo,
entonces su canción es catarata
o trueno resonante y tan profundo,
porque es la Negra Sosa la que canta.
un arroyo de aguas cantarinas
parece que brotara de su boca;
pero cuando denuncia
los males que aborrece, de este mundo,
entonces su canción es catarata
o trueno resonante y tan profundo,
porque es la Negra Sosa la que canta.
Y quedan extasiados,
cañeros, campesinos, laburantes
de toda condición, en nuestra patria,
a quienes les conmueve las entrañas;
porque una que luchó con la pobreza
y contra la injusticia, lleva marcas
en su preciosa y singular garganta.
Y entonces, extranjeros
que no entienden su lengua castellana,
cuando ella les describe las bellezas
de nuestros cerros y de nuestras pampas,
o cuenta nuestras penas y opresiones,
se sienten conmovidos e inquietados,
cuando ella hace latir sus corazones.
Y así seguirá siendo,
ya en su presente-ausencia de Madraza:
Su voz perdurará cantando vida
y una tierra, por fin recuperada,
y una América libre, sin fronteras,
que podremos correr ya con confianza,
en ese florecer de Primavera
que Mercedes soñó con esperanza.
ya en su presente-ausencia de Madraza:
Su voz perdurará cantando vida
y una tierra, por fin recuperada,
y una América libre, sin fronteras,
que podremos correr ya con confianza,
en ese florecer de Primavera
que Mercedes soñó con esperanza.
Obispo (e) Federico J. Pagura.
Rosario, 4 de octubre, 2009
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