¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar. Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.» El proyecto liberador de Jesucristo fue sistemáticamente deslegitimado e incluso ridiculizado por los sectores poderosos de su tiempo, acusándolo de autoritario, mientras otros de ser inmoral y de favorecer al imperio romano con su doctrina.
Las autoridades judías y romanas tenían como propósito el de confundir y engañar a la población, y evitar que el Evangelio de liberador de Jesús fueran escuchado y aceptado por el pueblo. Con este fin propagaron y difundieron rumores y falsedades.
En el Evangelio según San Mateo nos revelan la intensidad de la lucha ideológica que existía y la reacción de los poderosos, ante el avance del mensaje y del movimiento liberador de Jesús de Nazaret.
¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy?... Jesús no se hizo ilusiones sobre la respuesta que podía esperarse de los sectores religiosos dominantes frente a su tarea pastoral. Explicó y denunció duramente que estos sectores, en defensa de sus intereses iban a recurrir a la mentira, o a tratar de mediatizar y al fin de cuentas, a la violencia y la represión contra Jesús y sus seguidores. Así había sido en el pasado con los profetas y lo más seguro, así iba a seguir siendo en el futuro.
Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar… Los poderosos suponen que los débiles siempre responderán al sonido de su flauta y se pondrán a bailar al compas de la música que les toquen. Cuando esto no sucede se sorprenden como niños. Esto les sucedió con los profetas y con Jesús, pensaban seducirlo, fascinarlo, cautivarlo, encantarlo con el sonido de la flauta romana y no les dio resultado. Jesús y el movimiento de seguidores no bailaron cuando tocaron la flauta del imperio romano. Los sectores dominantes siguen apostando a la esclavitud y el sometimiento de nuestros pueblos, pero los sectores oprimidos sin cansancio seguimos apostando a la liberación de toda esclavitud como sea su expresión.
Jesús denunció a aquellos que en un afán de defender sus privilegios, rechazaron y ridiculizaron el mensaje de Juan el Bautista y decidieron asesinarlo, acusándolo de "tener un demonio." De la misma forma, acusaban a Jesús de glotón y borracho, para evitar que se multiplicaran sus seguidores y simpatizantes, entonces divulgaban rumores de que era amigo de "los que cobran impuestos para Roma" para sembrar dudas sobre su firme posición antiimperialista. El pueblo escuchaba, respetaba y seguía a Jesús y sus discípulos porque éste había demostrado su coherencia entre la palabra y la acción.
Muchos hermanos y hermanas e Iglesia nos esforzados en la opción de un genuino compromiso con Dios y el pueblo, acompañando a los más débiles hasta las últimas consecuencias, trayendo esperanza y alegría que es la vence al mundo. Pero esa coherencia entre la palabra y la acción despierta la furia de los que se niegan a traducir el evangelio en acciones concretas, de los que priorizan sus intereses personales antes que la vida. Entonces somos vituperados y descalificados , y se ridiculiza nuestro mensaje para evitar que se multiplique la vida.
La realidad que vive nuestro pueblo en la Ciudad de Buenos Aires demanda la acción de la Iglesia, de hombres y mujeres de fe que no callen ante la injusticia y la violencia, que no sean cómplice de la política corrupta y opresora. Reclama una Iglesia encarnada y comprometida con Dios y con el pueblo.
“Bienaventurados los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes” San Mateo 5:10-12
Pastores Diego Mendieta y Gabriela Guerreros
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