Adviento significa venida y estamos esperando la venida del niño Jesús que va a nacer en un pesebre. Estamos aguardando la estrella de la esperanza, una nueva Navidad.
Las calles se agitan por las ofertas y promociones de los grandes comercios y empresas, porque el mundo globalizado en el que vivimos ha desfigurado el espíritu de la Navidad y su único objetivo es convertirla en un hecho comercial desligado y distante del sufrimiento de la humanidad y la creación.
Desde la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… con gran esfuerzo y compromiso hemos trabajado por “Una Iglesia encarnada y comprometida con el Reino de Dios y con el Pueblo”. Proclamamos el mensaje de quien se encarnó en la humanidad y se dio a conocer en aquel niño pobre, campesino y humilde que nació en Belén; que luego fue refugiado, inmigrante, joven rebelde y revolucionario, organizador y educador popular, activista social; y más tarde fue perseguido, hecho prisionero, torturado y asesinado: él desafió al imperio y a toda su estructura, resistiendo hasta la muerte y resucitando al tercer día.
Con mucho regocijo preparamos nuestros corazones para celebrar una nueva Navidad: un momento que debe revelar entre nosotros/as la noche en la que, desde las carencias y el descarte representado por el pesebre y el rostro de aquel niño, nació la luz que ilumina a todos los seres humanos y a la creación con la dignidad de la esperanza.
Los últimos hechos violentos y las expresiones xenófobas de las que fuimos testigos nos exigen reflexionar una nueva Navidad y discernir acerca de cuál es el pesebre que Dios sigue escogiendo para traer luz y esperanza. ¿Será en alguna de nuestras villas, en un barrio pobre, en una plaza, debajo de alguna autopista, en algún pueblito sin agua del interior? ¿Cómo será entonces el rostro de aquel niño? ¿Tendrá rasgos originarios? ¿Estará envuelto en un aguayo? ¿Huirá junto a sus familias porque los nuevos Herodes lo persiguen para matarlo?...
Que esta Navidad sea una oportunidad para ver en cada persona un ser humano, un familiar, un compañero, un hermano o una hermana. Que podamos extender nuestra mano de ayuda y brindarle una sonrisa. Que el Espíritu de Dios nos de la fuerza para seguir sembrando vida y esperanza en nuestro pueblo.
Paz para todos y todas.
Las calles se agitan por las ofertas y promociones de los grandes comercios y empresas, porque el mundo globalizado en el que vivimos ha desfigurado el espíritu de la Navidad y su único objetivo es convertirla en un hecho comercial desligado y distante del sufrimiento de la humanidad y la creación.
Desde la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… con gran esfuerzo y compromiso hemos trabajado por “Una Iglesia encarnada y comprometida con el Reino de Dios y con el Pueblo”. Proclamamos el mensaje de quien se encarnó en la humanidad y se dio a conocer en aquel niño pobre, campesino y humilde que nació en Belén; que luego fue refugiado, inmigrante, joven rebelde y revolucionario, organizador y educador popular, activista social; y más tarde fue perseguido, hecho prisionero, torturado y asesinado: él desafió al imperio y a toda su estructura, resistiendo hasta la muerte y resucitando al tercer día.
Con mucho regocijo preparamos nuestros corazones para celebrar una nueva Navidad: un momento que debe revelar entre nosotros/as la noche en la que, desde las carencias y el descarte representado por el pesebre y el rostro de aquel niño, nació la luz que ilumina a todos los seres humanos y a la creación con la dignidad de la esperanza.
Los últimos hechos violentos y las expresiones xenófobas de las que fuimos testigos nos exigen reflexionar una nueva Navidad y discernir acerca de cuál es el pesebre que Dios sigue escogiendo para traer luz y esperanza. ¿Será en alguna de nuestras villas, en un barrio pobre, en una plaza, debajo de alguna autopista, en algún pueblito sin agua del interior? ¿Cómo será entonces el rostro de aquel niño? ¿Tendrá rasgos originarios? ¿Estará envuelto en un aguayo? ¿Huirá junto a sus familias porque los nuevos Herodes lo persiguen para matarlo?...
Que esta Navidad sea una oportunidad para ver en cada persona un ser humano, un familiar, un compañero, un hermano o una hermana. Que podamos extender nuestra mano de ayuda y brindarle una sonrisa. Que el Espíritu de Dios nos de la fuerza para seguir sembrando vida y esperanza en nuestro pueblo.
Paz para todos y todas.
Pastores Diego Mendieta y Gabriela Guerreros
Diaconisas: Zulema Niglia - Lucia Barrios
Reflexiones - Dimensión de Fe Semanario Oficial de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos... (Asociación La Iglesia de Dios) Pensamientos Reflexiones y Noticias que abordan temas actuales desde una perspectiva Teológica y Pastoral. Av. Juan B. Alberdi 5250 (Mataderos), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
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