En el marco de las actividades programadas por el Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… abrió sus puertas el sábado 08 del corriente con un Almuerzo Comunitario para conmemorar esta fecha, a la convocatoria concurrieron más de 80 hermanos/as y compañeros/as entre ellos distintos referentes de movimientos sociales, político, religiosos, culturales, universitarios y Legisladores de la Ciudad de Buenos Aires.
En dicho almuerzo, la Pastora Gabriela S. Guerreros dio lectura al Documento por el Día Internacional del Trabajo por la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… el cual transcribimos textuelmente.
DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJADOR
Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos…
Buenos Aires, Sábado 08 de mayo de 2010
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios. Eclesiastés 2:24
Conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores, el 1º de Mayo, no debe ser sólo una fecha histórica que recuerda los hechos heroicos de los trabajadores y trabajadoras. Es un tiempo de reflexión y búsqueda profunda que nos debe hacer recapacitar a todos en las hondas implicaciones que el trabajo y sus relaciones contiene.
La Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… ha querido solidarizarse con lo que este día significa, homenajeando a todos los hermanos y compañeros que gastaron sus vidas, que ofrendaron su pensamiento creador luchando comprometidamente por mejores condiciones laborales contra un imperio que vive de la sangre de nuestros pueblos y de las riquezas de sus tierras, creando guerras como dice el Apóstol Santiago “que son el fruto de la codicia” (Santiago 4:1-17).
Nuestro hermano y Señor Jesucristo, el Hijo del Carpintero, el que en el vientre de María su Madre se hiso hombre y en el taller de José se hizo “Clase”, lucho sin cansancio hasta dar su vida dejando marcado el camino hacia un mundo nuevo, un hombre nuevo, hacia una sociedad justa y solidaria. Hoy son los pueblos, los trabajadores y trabajadoras quienes deben transitar el camino contra el diabólico plan de la explotación del hombre por el hombre, somos nosotros y nosotros quienes debemos unir y multiplicar esfuerzos, abriendo nuevos surcos donde podamos sembrar justicia para que el fruto de la paz social florezca.
Es imposible hablar del “Día Internacional del Trabajador” sin tener en cuenta el contexto y la realidad que vivimos como Pueblo Argentino y Pueblos Latinoamericanos.
Desde nuestra perspectiva cristiana evangélica, creemos que la salvación de la humanidad que pregonamos como Iglesias es imposible sin una verdadera y genuina liberación que abarque todos los órdenes de la vida humana. Liberación que debe darse en el orden político, social, económico y cultural. Por lo tanto, a los sectores oprimidos se nos demanda tener bien visualizado al opresor y descubrir las estrategias de sometimientos, las herramientas que emplea y su campo de acción, para poder resistirlo y derrotarlo; en este sentido, está más que claro que la fuerza opresora y esclavista de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños es el imperialismo y sus aliados.
Este opresor, es el “enemigo principal y común” de todos nuestros pueblos, los cuales poco a poco van construyendo nuevas alternativas de poder popular que “crecen como la semilla de mostaza, que por cierto es la más pequeña de todas, pero al crecer se transforma en un árbol donde las aves hacen nidos en sus ramas”. Este proceso de cambios, este surco nuevo está siendo sembrado por trabajadores y sindicalistas, militares revolucionarios, sacerdotes tercermundistas, laicos, etc. marcando así la historia de nuestra Patria Grande, confirmando las tres corrientes fundamentales para una verdadera transformación social, y que es posible la confluencia del Nacionalismo Popular, el Marxismo y la Teología de la Liberación.
Nuestro país experimenta un tiempo de parto, y para que nazca la vida hay que decididamente pujar aunque duela porque la carne se parte, es un proceso que debe ser profundizado en su máxima expresión, el cual debemos acompañar construyendo un frente amplio y unificador de nuestro pueblo, capaz de recoger las experiencias y el aporte de los trabajadores organizados, movimientos sociales, partidos políticos, espacios religiosos, culturales, universitarios, intelectuales, etc. para finalmente confluir en un espacio popular, democrático y autónomo, de carácter liberador, que influya en la agenda política del Gobierno Nacional para que radicalice su proyecto bajando definitivamente a nivel cero el hambre, la desocupación y la pobreza, que luche por una verdadera libertad económica, soberanía política e inclusión social de la clase trabajadora, para que la distribución de la riqueza sea como el derramar del agua que busca llenar los espacios más bajos.
En la Ciudad de Buenos Aires, desde el año 2007 en que asume la gestión del Sr Mauricio Macri, se ha agudizado más que en gobiernos anteriores la violación de los derechos fundamentales para la vida, ha crecido la marginalidad y vulneración social que sufren miles de ciudadanos.
La Biblia dice en el Libro de los Proverbios 29:2 que “Cuando los justos están en el poder, el pueblo se alegra; cuando domina un malo, el pueblo gime”. Por ello es que la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos… no puede permanecer callada ante tanta abominación. Se ha debilitamiento del rol del Estado como nunca antes, se ha desmantelado todos los dispositivos de protección social a los más vulnerables de la ciudad y la única propuesta política para estos sectores, son los mecanismos de expulsión y el ocultamiento de la pobreza en los espacios públicos a través del maltrato y la violencia. A más de 2 años de gestión, continúa la inacción y la falta de políticas públicas que garanticen el acceso a una vivienda digna para los sectores más pobres y a un programa de salud integral para toda la población. El desinterés por la cultura se deja ver en el desfinanciamiento y la falta de un proyecto cultural integral para la ciudad; los trabajadores y trabajadoras de la educación, siguen luchan contra la precarización laboral, el vaciamiento de las escuelas públicas y el privilegio de la educación privada.
Como si esto fuera poco, hay que sumarle el millonario negocio inmobiliario en tierras públicas, el escándalo de la policía metropolitana y la mafia que la rodea, las acciones de inteligencia ilegales y la reforma del código contravencional.
Estas son las principales causas por que las calles de la Ciudad de Buenos Aires estén llenas de hombres y mujeres trabajadores, de un pueblo que va encontrando cada vez más la necesidad de vivir organizado, movilizado y decidido a seguir uniendo fuerzas hasta parir una nueva ciudad y recuperar la alegría.
Que el Espíritu de Cristo, sostenga en alto el brazo de cada trabajador.
Que al conmemorar el Día del Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, el Espíritu de Jesús el Obrero, nos fortalezca en la lucha por nuestros derechos como trabajadores como aquellos Mártires de Chicago: dos tipógrafos, un vendedor, tres periodistas, un carpintero y un pastor metodista. Amén.
Pastores Diego Javier Mendieta y Gabriela Soledad Guerreros
Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos…
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario