Iglesia Luterana de Cuba defiende la Revolución.

Iglesia Luterana de Cuba defiende la Revolución.

"Al  mundo le decimos que jamás la Revolución bajará la bandera que encierra en su seno el espíritu de defensa a los Derechos Humanos, es por eso que nos levantamos contra las mentiras taimadas del imperialismo norteamericano, de la Unión Europea y de todos sus aliados donde quiera que ellos se encuentren” sostiene un comunicado de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Cuba luego de comentar que “Un pueblo se levanta con las banderas de la Paz defendiendo el Socialismo el 1ro. de Mayo”

La Iglesia Luterana en Cuba se considera “parte de este heroico pueblo y como parte de él, en corazón y alma, sabremos defender nuestro socialismo, nuestra libertad y nuestras conquistas junto a Fidel, Raúl y la Revolución con todos sus Programas en marcha, programas nacionales y para otros pueblos fuera de nuestras fronteras, incluyendo al pueblo norteamericano cuando sus gobiernos, presente y futuro le permita a nuestro pueblo servirlos, salvando vidas preciosas de ese noble pueblo”

El comunicado considera al tomar esa posición los luteranos  “no hemos dejado de ser y practicar nuestra fe puesta en Jesucristo, con él marchamos como marchamos también con nuestro Profeta, el Profeta de nuestro tiempo, el Dr. Fidel Castro Ruz, hombre pre claro, el hombre que nos ha estado alertando hace muchos años sobre lo que hoy la humanidad está sufriendo” y que debe saberse que “la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Cuba con su Obispo al frente no teme al mote de comunista porque estamos convencidos que no hay contradicción entre el evangelio que practicó Jesucristo con sus apóstoles y lo que hoy los pueblos demandan a partir de la Bandera del Socialismo mantenida en alto por la siempre Gloriosa Revolución Cubana”.

El comunicado, firmado por el pastor  Ramón M. Benito Ebanks, Obispo presidente de la IECLC, apela sumarse “a la Gran Marcha de los Pueblos por la independencia y soberanía” y que “En la Unidad está el triunfo”

Publica por Prensa Ecuménica
06/05/2010