Carta Pastoral a las/os militantes y organizaciones populares

Carta de la Comunidad Dimensión de Fe, a las/os militantes y organizaciones sociales, políticas, culturales y religiosas de la Comuna 9.

Frente al nuevo escenario político después de las elecciones en la C.A.B.A y la desaparición física (fallecimientos) de algunos compañeras/os en menos de un mes, la Pastoral de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos. extendió una Carta a los militantes y organizaciones de la Comuna 9 (Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda), la cual se dio lectura en el Homenaje a la compañera Ofelia Papagno y los compañeros Carlos Montero y Abel Diez realizado el pasado viernes 12 de agosto, que contó con la presencia de las familias de nuestros compañeros y con una concurrida asistencia de vecinas/os y organizaciones.

CARTA PASTORAL A LAS/OS MILITANTES Y ORGANIZACIONES DEL CAMPO POPULAR DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 12 de Agosto de 2011

Estimadas/os hermanas/os, compañeras/os y camaradas:

Que la gracia y la paz del Dios de la Vida este sobre todas y todos. 

El nuevo escenario político que debe transitar la Ciudad de Buenos Aires, después de las elecciones, ha motivado a la Pastoral de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos, a escribir esta Carta que tiene como objetivos alentar a todos/as los que luchan sin descanso por una vida digna, expresada no solo en el trabajo, la salud, la educación, la vivienda y la cultura, sino que es el fruto de una sociedad verdaderamente justa e igualitaria. Y señalar algunos detalles sobre la lucha que hay que dar desde ahora. 

Los últimos 4 años hemos visto:

• Como se ha debilitado el rol del Estado en cuanto a su responsabilidad social, como se han desmantelado todos los dispositivos de protección de los más débiles y de los trabajadores (ocupados y desocupados) a los cuales se los expulsa permanentemente a través del maltrato y la violencia. Un estado ausente frente a las necesidades del pueblo, pero fuerte y firme a la hora de reprimir cuando ésta necesidades se manifiestan.
• El desprecio por la educación y salud pública. En el caso de la Educación: los trabajares/ras empujados/as a luchar contra la precarización laboral, el vaciamiento de las escuelas públicas y el privilegio de la educación privada. A lo que se suma lucha de los estudiantes secundarios, la toma de los colegios por las deplorables condiciones de las infraestructuras y reclamando más presupuesto, iniciativa que tuvo como respuesta medidas terriblemente represivas y persecutorias, como es el pedido de "listas negras".
• La ausencia de políticas públicas –como el acceso a una vivienda adecuada y saludable para los sectores más pobres-.
• La violencia y represión de la Ucep sobre los indigentes en los espacios públicos.
• Los desalojos compulsivos de miles de familias.
• El alarmante aumento de los índices de mortalidad infantil en la zona sur de la Ciudad.
• El desinterés por la cultura, en el desfinanciamiento, en la falta de un proyecto y en el préstamo de los espacios culturales de la Ciudad para banquetes millonarios.
• El millonario negocio inmobiliario con las tierras públicas.
• El escándalo de la policía metropolitana y la mafia que la rodea, las acciones de inteligencia ilegal y la reforma represiva del código contravencional.
• La "gambeteada mediática “del Jefe de Gobierno Mauricio Macri frente a su procesamiento por espionaje y con altas posibilidades de ser descubierto como responsable o jefe de una asociación ilícita. A lo que le tenemos que sumar el ocultamiento y la complicidad de los grandes medios sobre ésta realidad.

Sin dudas que la lucha ha sido dura, y no solo ha sido política e ideológica, también espiritual. Pues no es difícil dilucidar que es el fiel reflejo de un proyecto de muerte que pone en marcha sus acciones más perversas y diabólicas sobre nuestro pueblo. 

Los cristianos/as – en nuestro caso pentecostales – comprometidos con el pueblo, creemos que la “salvación” que pregonamos no es posible sin una verdadera liberación que abarque todos los órdenes de la vida humana. Una liberación que también debe darse en el orden político, social, económico y cultural. 

El Apóstol San Pablo en su Carta a los Efesios escribe desde la cárcel: “Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. Lleven con ustedes todas las armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo. Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. 

Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza; estén bien calzados, listos para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.” Efesios 6:10-17

Frente a la opresión del Imperio Romano, que había impuesto la paz del orden, del silencio, y de la resignación, el Apóstol sabía que el “demonio” no es únicamente el que se insinúa en las conciencias, sino que está metido en las fuerzas activas en el mundo, y opera en la política perversa de toda estructura y programa de muerte. Por ésta razón Pablo usa imágenes de las vestimentas de un soldado y les pide a sus hermanos/as y compañeros/as que estén preparados/as para la batalla, que oren con perseverancia, pues contra el mal sólo son eficaces las armas que nos dejó Jesucristo: la verdad, la justicia, la fe. No podemos sobredimensionar o subestimar a los que oprimen nuestro pueblo, sino por el contrario, somos nosotros/as los que debemos tener bien visualizado al opresor y sus aliados, descubrir las estrategias de sometimientos, las herramientas que emplea y su campo de acción, para poder resistirlo y derrotarlo desde la pluralidad. 

Estimados hermanos y hermanas, compañeros y compañeras y camaradas, la militancia de nuestros barrios ha sido golpeada por la pérdida irreparable de nuestros hermanos Hugo Ruppi (militante comunista), Carlos Montero (fotógrafo militante), Ofelia Papagno (militante comunista) y Abel Diez (militante peronista revolucionario), hoy el dolor embarga nuestros corazones, pero también la esperanza en que lo que ellos sembraron está germinado entre nosotros/as. 

Desde este humilde lugar exhortamos a todas y todos los que aman la vida, la libertad y la justicia a fortalecernos en Jesucristo, en nuestros ideales y vestirnos con la armadura del Dios de la vida, luchar sin descanso hasta parir una nueva ciudad, inclusiva e igualitaria. Exhortamos a la juventud de nuestros barrios a estrechar filas y tomar las banderas de nuestros mayores - de los que están y de los que no - y las de nuestros/as 30.000 hermanos/as desaparecidos/as, quienes entendieron que la vida es lucha y solo se gana estando en el lugar correcto, junto al pueblo. 

Pastoral de la Comunidad Dimensión de Fe, una Iglesia de todos y para todos.

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