Aborto: desde una mirada Pastoral Pentecostal

ABORTO:

Desde una mirada Pastoral Pentecostal 

(*) Por Gabriela Soledad Guerreros 

Hablar del ABORTO nos obliga a extender la mirada: partir desde lo científico para ir hasta lo profundamente humano, lo político - social, e incluir lo bíblico, teológico y pastoral. Por esto último queremos hacer nuestro humilde aporte desde nuestra identidad cristiana y pentecostal latinoamericana. 

El debate está socialmente instalado y no podemos reducirlo a si estamos a favor o si estamos en contra: debemos darle una mirada responsable, incluyendo en nuestro análisis la realidad social-cultural-económica-política-religiosa de nuestro país y continente. Ningún ser humano que ama la vida podría estar a favor de la interrupción de la misma, pero debemos reconocer que esta problemática va mucho más lejos que este y hasta superficial debate. 

América Latina es la región donde se realizan más abortos: en Argentina las estadísticas hablan de 500.000 abortos por año, de abortos clandestinos mal hechos, sin condiciones sanitarias adecuadas, poniendo en grave riesgo la vida y la salud de cientos de miles de mujeres y adolescentes pobres. Por estas razones que debemos atender constituye la causa principal de Mortalidad Materna en Argentina. Negar esta realidad y seguir criminalizando a las mujeres que lo realizan no es la solución de la problemática; y tampoco lo es despenalizarlo solamente: una medida como ésta debe ir acompañada de una útil intervención del Estado, garantizando mejor calidad de vida, una mayor educación sexual y unas condiciones de equidad económica y sanitaria tales que hagan que el aborto finalmente sea la última opción. 

Desde hace tiempo distintos sectores del campo religioso – católicos y evangélicos – se han manifestado de una forma negativa sobre la temática: han realizado marchas, foros, charlas y distintas iniciativas enarbolando sus banderas “en defensa de la vida”. Estos mismos sectores se encuentran en las filas de la Diputada Cintia Hotton, la cual promueve el “Protocolo por la vida”, mientras que el Arzobispo Bergoglio en su último sermón en Lujan llamó a “defender la vida de los que van a venir”. 

Esta expresión reaccionaria no sólo la encontramos en nuestro país, también se ve en muchos países de la región y del mundo, y en todos lados representan una ideología y una posición política/religiosa que usa la vida – o unos pocos meses de la vida – como excusa para sostener sistemas económicos-sociales de muerte. 

Como creyentes y militantes del Evangelio, con una identidad pentecostal latinoamericana, esta realidad nos toca de cerca, ya que la mayoría de las comunidades pentecostales históricamente han hecho base en los sectores más pobres y olvidados de nuestra sociedad. Como parte del Movimiento Pentecostal, - sin pretender expresar la voz de la mayoría - , creemos que la despenalización del aborto tiene que ver con la ampliación de derechos y aportaría al respeto y la libertad de las personas, pues esta problemática es parte de la deuda social que tenemos. Por ello las comunidades fe que reconocen al Dios de la vida y a Jesucristo, quien nos propone un mundo nuevo donde reina la justicia y la equidad, debemos inspirarnos en su Espíritu y saber acompañar, acoger y amar a los pobres y excluidos de nuestras sociedad: esos que hoy tienen rostro de mujer. 

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” San Marcos 12:31a 

Buenos Aires, Octubre de 2011 

(*)Pastora de la Comunidad Dimensión de Fe 

Una Iglesia de todos y para todos.

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