sábado, diciembre 24, 2016

FIDEL Y EL MISTERIO DE LA NAVIDAD

FIDEL Y EL MISTERIO DE LA NAVIDAD
Por Rafael Villegas*

Fidel y el Jesús de la historia

Los guardianes de la religión se ocuparon de enterrar esta historia durante siglos. Son los Lanata Magneto y Morales Solá de la teología. Escribas de la muerte que profanan y descuartizan una y otra vez al Jesús histórico. El de los oprimidos.

La Navidad es fiesta para los pobres y tambores de guerra para los ricos y opresores. Buenas nuevas para los que no cuentan en las cuentas del poder y malas noticias para los dominadores.

Según la Biblia la navidad es narrada en el contexto político opresor en el que un decreto imperial es emitido con el fin de empadronar a la población cuyo objetivo era asfixiar aun más a los pobres mediante el cobro de impuestos (Lc.2). El mensaje es claro, Jesús nace en medio de la opresión social y económica, y lo que nace en ese nacimiento es un proyecto de liberación

El denodado esfuerzo desde las ciencias sociales por parte de quienes han intentado desenterrar al Jesús de la historia ha sido valorable, pero la evidencia arqueológica, histórica y lingüística jamás ha podido encontrar, lo que de Cristo se conserva vivo en la lucha por la justicia. Como Freud que encontró en la organización psíquica la sedimentación del Edipo histórico, Fidel es de esos gigantes que realizo un camino similar del encuentro con Jesús en su opción por los pobres.

Co-incidencias de la historia.

Pablo el apóstol, decía que “la historia gime con dolores de parto”. Es el gemido de los que luchan por parir un mundo mejor, la voz revolucionaria que surca la historia de la humanidad. En este sentido, curiosamente, la historia registra innumerables patrones que se repiten en determinados contextos y que dan cuenta que ese clamor, en determinados contextos y con elementos análogos, se expresan con sorprendente similitud.

Fidel es uno de esos casos, en donde ese clamor se encarno hasta convertirlo en uno de los más importantes continuadores del proyecto de Jesús. Desenterró al Jesús histórico buscando su evidencia entre los pobres y haciendo justicia. Para el comandante, al igual que Jesús, el reino de la justicia y la liberación no es de este sistema mundo capitalista, y hay que derrotarlo con organización y la audacia del amor que arriesga la vida.

El 18 de diciembre de 1956 encontrándose en la selva los combatientes del Ejército Rebelde, luego de haber sido bombardeados por la aviación de Batista, Fidel se reencuentra con su hermano Raúl. Fidel pregunta, “¿cuantos fusiles tenemos?, Raúl responde, “cinco”, “Ahora sí, ganamos la guerra responde Fidel con esa fe que mueve montañas.

Allí estaba Fidel y sus “doce apóstoles” como fueron llamados. Curiosa escena que recapitula al igual que Jesús, aquel momento previo a la toma del templo en Jerusalén, en donde - como aquel día épico en la Sierra Maestra- Jesús les pide a sus discípulos que compren armas (Lc.22:35). Los discípulos le responden: “Señor aquí tenemos dos espadas” “con eso es suficiente” responde Jesús, también allí como Fidel con sus doce apóstoles.

Se trata del mismo gemido, la misma voz y el mismo espíritu, que en la tradición cristiana es representado como una paloma que desciende sobre Cristo en su bautismo y que descendió literalmente sobre Fidel en su primer discurso público celebrando el bautismo de la Cuba liberada en 1959.

Volviendo a la escena de la navidad, cuenta Lucas – el evangelista- que Jesús nació en un pesebre, por la noche, en medio de pastores humildes y magos que venían del oriente. La escena es deliberadamente revolucionaria por la escandalosa inversión de valores que aparecen en escena. Contrariamente a lo que nos enseña la propaganda religiosa, lo sagrado no se manifestó en los templos. Los mensajeros que anunciaron al mesías no fueron sacerdotes sino humildes trabajadores. La hora en que la manifestación de lo divino hizo su aparición, no fue las hora del culto religioso, ni las de los sacrificios del templo. Lo sagrado no estaba impregnado de las fragancias propias del lujo y el confort de los palacios, sino perfumado con los olores de un establo, de la pobreza. Se nos está diciendo a las claras que donde la religión nos enseño que estaba lo profano, el evangelio nos señala que ahi habita lo sagrado, en la interioridad misma de la historia, envuelto en los pañales de la materialidad humana.

Allí fue Fidel como los magos del oriente, a buscar a Cristo, a ese niño pobre y despreciado en cada pobre y olvidado. Por eso con la indignación de un profeta, en la Plaza de la revolución le hablo al pueblo cubano de los ricos que festejan la navidad: “aquellos "caballeros" y aquellas "damas" de sus clubs aristocráticos; millonarios, aves de rapiña, saqueadores de pueblo, que allí iban a escenificar el Nacimiento del Niño Jesús, del Niño Jesús que nació en un pesebre según cuenta la Biblia; ellos en sus palacetes, rodeados de encajes, de oro y de plata, de opulencia y de millones. ¡Esos eran los cristianos aquellos! Y el Eminentísimo Cardenal bendiciendo la empresa imperialista; y los encajes, y los lujos, y los nombres en inglés, y las firmas francesas, y los Country Club, y los Yacht Club, y los Miramar Club, y no había un solo nombre siquiera que se pronunciara en español. Y allí podían ir solamente ellos, ellos y exclusivamente ellos, los parásitos, los que no producían un solo grano de maíz, los que no producían un solo grano de alimento, bien vestidos, bien perfumados, bien "comidos", bien transportados, bien servidos”. 

Como pocos, sin duda , Fidel entendió el significado profundo de la palabra salvación, entendida esta, en toda su hondura como liberación humana. 

Fidel es Cristo, Jesús es Castro.

Por último, en el maravilloso libro “Fidel y la Religión”, Frei Betto le pregunta al comandante su edad. El responde “Naci en el año 1926, es verdad, tenía 26 años cuando empecé la lucha armada, y había nacido un día 13, que es la mitad de 26. Batista dio su golpe de estado en 1952 que es el doble de 26. Si me pongo a ver, pudiera haber algún misterio alrededor del 26.

En su infinita lucidez, Fidel intuyo el misterio milenario que encierran los números. No es casual y es sorprendente tal inquietud. Según la tradición milenaria que proviene la gematria hebrea (practicada también por los Asirios, Babilonios, el número 26 es el número de dios. Los caracteres de la palabra Yhaveh suman 26.

No pretendo decir que Fidel es dios, porque no sabemos muy bien quien es dios, pero si Fidel quien en su praxis, nos ha acercado a ese misterio del encuentro con lo sagrado en la lucha revolucionaria. Su vida y su revolución, llevan el sello de lo sagrado como esperanza para los oprimidos de la tierra. 

En este día, Macri el valijero del Imperio y toda su mafia de pordio-ceos, festejará con sus secuaces el botín repartido, mientras Milagro esta presa, el pueblo se ahoga en la desesperanza, la pobreza y la represión policial. ¿Qué haremos frente a este atropello social que ensombrece a nuestro pueblo?

Que ese gemido de liberación como clamor de justicia conquiste nuestras conciencias en esta navidad. Como Fidel, quien con su vida y su conducta nos ha enseñado como seguir las huellas de Cristo, y nos ha develado ese misterio. Se llama Revolución.


Rafael Villegas
Psicólogo
Miembro del Colectivo Teología de la liberación Pichi Meisegeier.


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