El día 31 de mayo de 2010 se realizó una manifestación frente al Congreso Nacional a la cuál convocaron ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas) y FECEP (Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal) en nombre de la única Iglesia en Argentina para rechazar el proyecto de ley en discusión acerca del matrimonio de personas del mismo sexo.
Desde el MEDH queremos dedicar este número del INFORMEDH-Digital al tema de esta convocatoria y a la forma en que fue publicitada, ya que toca por lo menos dos cuestiones que debemos comenzar a clarificar, a saber:
- La pretensión de ACIERA y FECEP de representar la única Iglesia en la Argentina ;
- La discusión y reflexión que se está llevando a cabo dentro de las iglesias evangélicas históricas ecuménicas sobre la sexualidad humana y en especial en relación a las personas de orientación homosexual.
Debemos comenzar recordando que originalmente existió en la Argentina una única institución que agrupaba y expresaba el sentir de las iglesias evangélicas: la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, heredera de la Confederación de Iglesias Evangélicas en el Río de la Plata creada en 1938.
Durante los años 1981 – 1982 comenzaron a llegar a las oficinas pastorales de nuestras congregaciones invitaciones a conformar una nueva institución -que luego tomaría el nombre “Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas” (ACIERA)- con el argumento de que “es necesario crear una institución que exprese auténticamente la voz de las iglesias evangélicas frente al gobierno”.
Paralelamente nuestros buzones fueron inundados por folletos en que se denunciaba el supuesto “veneno mortal para la cristiandad” que se estaría infiltrando en nuestras iglesias, a saber: el ecumenismo y la Teología de la Liberación. Estos folletos provenían ante todo de grupos evangelicales radicados en los Estados Unidos de Norteamérica.
No puede quedar duda que si en esos años algunos consideraban que la FAIE no expresaba auténticamente la voz de las iglesias evangélicas de la Argentina ello se debía a la denuncia que sobre las terribles violaciones a los derechos humanos que perpetraba la dictadura estuvieron realizando aquellas iglesias que integraban (e integran también hoy) el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. La fractura de la FAIE no fue pues un hecho fortuito, sino que tuvo como eje decisivo el compromiso en defensa de los DDHH de parte de algunas iglesias -que era y sigue siendo rechazado ya sea silenciosa o explícitamente por las iglesias de ACIERA- lo cuál explica algunas de sus posturas asumidas a lo largo de los últimos años.
Porque la convocatoria al Congreso Nacional del 31 de mayo último ya tuvo su parangón en otros actos y declaraciones públicas anteriores en las que igualmente se trató de presionar al estado en el pasado.
No sorprende, que de algunos de estos actos participara Juan Carlos Blumberg, que en su momento aprovechó este espacio para pregonar la “mano dura” y la baja de edad de imputabilidad para los menores pobres, que finalmente fue sancionada en el año 2009.
En esas oportunidades aquellas iglesias evangélicas que tienen una larga trayectoria en defensa de los Derechos Humanos han rechazado que ACIERA pretendiera hablar inconsulta- y distorsionadamente en su nombre a la vez que han hecho público el mensaje bíblico en su integralidad, centrado en el amor incondicional e inclusivo de Dios para con todas sus criaturas por igual.
Es esto mismo lo que queremos posibilitar compartiendo los textos que siguen, relacionados con la temática que fuera el centro de la marcha del 31 de mayo.
Sabemos que en y entre las diversas iglesias existen diferencias en torno a varios de los aspectos que rodean la problemática antropológica, ética y eclesial de la sexualidad en general y la homosexualidad en particular.
Sabemos que en y entre las diversas iglesias existen diferencias en torno a varios de los aspectos que rodean la problemática antropológica, ética y eclesial de la sexualidad en general y la homosexualidad en particular.
Lo valioso que tienen a nuestro juicio los documentos que estamos compartiendo es que no pretenden representar ni imponer una única verdad revelada, sino que son reflexiones que invitan a comenzar un diálogo serio, respetuoso de la diversidad de caracteres e identidades de los seres humanos y de las relaciones humanas siempre que sean afectuosas, sanadoras, libres y aporten a encontrar y construir vida en plenitud y bendición.
Esperemos que estos textos de algunas de nuestras iglesias nos animen y capaciten a pensarnos, respetarnos y tratarnos con la comprensión, la fraternidad y amistad que Jesús presupuso debería reinar en su Iglesia.
Pastor Dr. Arturo Blatezky
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