UNA TRISTE CIZAÑA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

UNA TRISTE CIZAÑA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Jesús les propuso otra parábola: “Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos. Un hombre sembró buena semilla en su campo, pero mientras la gente estaba durmiendo, vino su enemigo, sembró malas hierbas en medio del trigo, y se fue. Cuando el trigo creció y empezó a echar espigas, apareció también la maleza. Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, viene esa maleza?” Respondió el patrón: “Eso es obra de un enemigo.” Los obreros le preguntaron: “¿Quieres que arranquemos la maleza?”, “No, dijo el patrón, pues al quitar la maleza, podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la hora de la cosecha. Entonces diré a los segadores: Corten primero las malas hierbas, hagan fardos y arrójenlos al fuego. Después cosechen el trigo y guárdenlo en mis bodegas.” San mateo 13:24-30

Los textos de esta breve reflexión nos muestran una realidad que se da en el trabajo campesino y en las chacras humildes de nuestra tierra. La cosecha. 

En los versículos anteriores Jesús hace mención de la “Parábola del Sembrador” y desde allí les enseña a sus seguidores las dificultades que se tiene al luchar y construir un mundo nuevo, justo y solidario. “La cizaña”, aparece como símbolo de todo lo que se opone a esta construcción, una herramienta del enemigo. En la realidad concreta del campo, el trigo y la cizaña crecen juntas y se entremezclan sin impedimento alguno, por eso hay que dejarla crecer juntas para que al limpiar el trigo de la maleza (la cizaña) no se arranque con ella el trigo. Cuando crezcan el fruto será visible a los ojos de todos, sus frutos permitirá reconocer la diferencia. 

Desde el evangelio, el dar frutos nos habla de las buenas y malas obras y del espíritu con que se hacen cada una. Podríamos decir que el mensaje de esta parábola es invitarnos a todos y todas a saber convivir con las diferencias, dificultades y las situaciones poco agradables que encontramos en la vida, el permanecer fieles, finalmente seremos claros signo por dar buenos frutos. 

Cuando escribo esto con la ayuda de algunos escritos, no puedo dejar de pensar en la realidad que vive la Ciudad de Buenos Aires y nuestro país como parte de una realidad Latinoamericana. 

En la Ciudad de Buenos Aires con un Jefe de Gobierno “procesado” por ser parte de una asociación ilícita y con altas posibilidades de descubrirse que es el responsable o jefe de la misma, asociación que se encargaban de realizar escuchas ilegales. El Ingeniero Mauricio Macri es la misma semilla que prometió dar frutos y una buena cosecha en su campaña de 2007, es el mismo “vecino empresario” que sacándose el saco político prometió dar muchos frutos y construir una Ciudad distinta. Muchos ese momento comparaban las distintas alternativas frente a esas elecciones y metieron a todos en la misma bolsa, pero el tiempo pasó, van dos años y medio y todavía leemos en nuestras calles que se está “HACIENDO BUENOS AIRES”, las escuelas públicas siguen con sus eternas problemáticas (sin gas y derrumbes, etc.), todos los días sigue creciendo la cantidad personas que viven en la calle y sin vivienda, continúa la ausencia de un proyecto cultural integral para la ciudad; los hospitales se siguen encontrando sin insumos y sus trabajadores con los mismos reclamos y como si fuera poco el escándalo de la policía metropolitana y la mafia que la rodea. 

Está llegando el tiempo de la cosecha, y lo que se presento como la mejor semilla de trigo para la Ciudad de Buenos Aires, terminó siendo una triste cizaña plantada por el enemigo de nuestros pueblos en nuestra Ciudad.

Pastor Diego Mendieta y Gabriela Guerreros